Me encanta Budapest y Tel-Aviv pero me quedo en el archipiélago un tiempo más y como los deleites no han de faltar (realizando la idea de la escacez de menúes exquisitos), aquí me pongo frente a la situación. Refinaré las estancias, agradaré a los postres, salvando a la Isla Flotante, y comprenderé lo que ha de apetecer durante un nuevo look.