
Mánchester, me acuerdo de vos cuando no entiendo nada y no sé que poner en esos campos del sistema que me piden un lugar de nacimiento, y si no entiendo, entonces digo, Mánchester, si ¿por qué no?. Sé que estás lleno de idioma, pero eso no será una traba para mis vacaciones ansiadas, podríamos llegar en barco o en avión, pero la verdad, después del sueño que tuve hoy dudo que sea en avión. No podía creer que la cabina del avión, de mi sueño, estuviera así en el medio del avión, sin vista afuera. ¡Frescos! en el medio del fuselaje y a mi vista los pilotos manejaban el avión, que era blanco, sin vista hacia afuera. No dudé de que estuvieran usando instrumentos para navegar el aire, pero la verdad muy bien no les fue. Cuando me baje en Bahía Blanca luego de ese intento de aterrizaje en medio de una ruta, gracias al cielo, por que veníamos volando bajo, me encontré justo en casa de una compañera de trabajo, que esta estudiando para odontología (y que poco y nada sabe del idioma, así es que no vendrá a Mánchester este año) me sugirió un sándwich de milanesa o algo así que no haría mal a los dientes, creo yo. En avión no. Seguro en barco.
Me encantaría que cuando lleguemos a Mánchester no haya tanta humedad, porque es lindo que esté el clima fresco y seco para poder estar de gala a toda hora, y sino, veremos. Quizás por las dudas me llevo más. Esas van a ser mis vacaciones, en Mánchester, sin el caballo blanco ( que no es negro, es blanco), el de ahí detrás, porque voy solo, aunque acompañado, y con media pensión.