sábado, 27 de noviembre de 2010

SIN-ESE

¡Sin sangre! Sin dolor.

Sobre los rieles de la confianza perdió su infancia.

Creyó entender que a donde iba había salida.

Y por no ponerse en juez, extinguió su clavel.

En la angustia o en la espera el prepara, barre, asea.

Todo listo y en el orden apropiado.

Orden del que nadie habría sospechado.

Y pensando en el después, aquello le invade otra vez.

Camino sinuoso.

Un pino, un tronco ¡Cuidado!

Sobre los añejos rieles de la confianza espera el no perder su ahora, su balsa.

Gritando a los horizontes en plena y ansiosa alba que le dejan aún en esta azul, tan helada agua.

Su deseo pronto, el sabe volverá a surgir aunque ya no esté aquí entre talados campos y elevados llantos.

Su deseo quizás viaje a los valles color esmeralda, donde no cosechó su entera fuerza y templanza.

Pero el delicado viento sí le proveyó de aquel fino hilo, buena tanza.

Un fin, su desesperanza.

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